30 de diciembre de 2018

Grandes sabios llamados niños.

Hay grandes personas cuyos pequeños cuerpos infantiles suelen confundir a sus interlocutores, haciéndoles creer que tienen poco o nada que ofrecer. Esas grandes personas son los niños. Si tomamos el tiempo adecuado para escucharlos y observarlos con atención podremos entender mejor la vida y adquirir sabiduría. Al escuchar sus inquietudes aprenderemos en qué momento se formaron las nuestras: si aún las tenemos o si ya las hemos perdido, si nos enredaron más o ya las resolvimos. ¡Eso es así! Luego, al identificar las confusiones de los niños sabremos cuándo y dónde tuvimos confusiones en nuestras propias vidas: ¿cómo las despejamos? o si por el contrario todavía no lo hemos logrado. Lo importante es escuchar y observar a esos grandes sabios llamados niños. ¡Así se aprende! Y por si acaso uno de esos pequeños maestros nos formula una pregunta que espera ser respondida, lo ideal es remontarnos a ese tiempo divino en que también fuimos seres inocentes que buscaban aprender sin creer saber… entonces sabremos qué responder.