31 de diciembre de 2020

Los desembarazos que protegen a la mujer.

Creo firmemente que debe legislarse sobre esos casos especiales que ameritan sean tomadas decisiones urgentes sobre mujeres embarazadas cuyas vidas corren peligro por alguna otra causa. El caso de Rosaura Almonte “Esperancita”, fue uno de esos casos en que, si hubiéramos contado con una ley especial al respecto, los oncólogos habrían podido aplicar el tratamiento con quimioterapia que quizás hubiera salvado la vida de la adolescente. Sí, quizás se hubiera salvado de la leucemia tan devastadora que sufría si no se hubiera esperado tres semanas antes de tratarla con quimioterapia… eso nunca lo sabremos. Pero eso amerita una ley especial y no necesariamente la despenalización del aborto. Una ley que cuente con vistas públicas en las que especialistas del área, verdaderos expertos en el tema, indiquen cuáles son esos casos especiales que la ley debe amparar, el procedimiento: analítica, diagnóstico, etc. Todo lo que sea necesario, pero que se proteja la vida de la mujer sin que se haga un circo de la despenalización del aborto. Es una gran mentira esa de querer hacer creer a los dominicanos que un doctor va a dejar morir a una mujer embarazada que tiene su vida en riesgo dizque porque la ley le prohíbe tomar la decisión acertada…eso es un cuento chino. Es extrañamente difícil que ocurran casos tan radicalmente urgentes como el de Esperancita. Si contáramos los miles y miles de casos en que los profesionales de la medicina se ven obligados a desembarazar a mujeres para salvarles las vidas y, por tratarse de casos excepcionales en que tomaron la opción indicada, no tienen que ser cuestionados por la justicia en manera alguna, el pueblo estaría sorprendido de lo mucho que esos casos ocurren. Que se elabore una ley especial para esos casos de desembarazos para proteger la vida de las mujeres, que no se deje al azar ni a la libre interpretación de cualquiera y que sean la ciencia y la experiencia que determinen cuáles son esos casos. ¡Así lo haremos bien!

Protección para bebés que no han nacido.

Pienso que la sociedad dominicana debe crear inmediatamente una fórmula institucional que permita al estado encargarse de todos los niños que nazcan fruto de embarazos indeseados como los que ocurren en un acto de violación sexual, incesto, en los que niñas son embarazadas por adultos de su familia; que se persiga y se castigue duramente a los hombres adultos que embarazan niñas, que se eduque a nuestros niños y jóvenes en torno a la sexualidad de manera apropiada para que vivan esa etapa tan hermosa estudiando y preparándose para el futuro, que cuidemos a las féminas que carecen de recursos económicos para tener embarazos y partos saludables y seguros… ¡que protejamos la vida!

La importancia de la educación sexual.

Desde mi adolescencia siempre he tenido bien claro que dos de las consecuencias de tener relaciones sexuales sin la debida preparación y experiencia son la posibilidad de contraer una enfermedad de transmisión sexual y la de que ocurra un embarazo no buscado, un embarazo no deseado, engendrar un niño con alguien a quien no se está seguro de amar ni de querer compartir con esa persona un hogar. Estoy seguro que muchos crecimos esperando el momento adecuado para tener intimidad con una persona del sexo opuesto que nos gustaba mucho, sólo por evitar ese tipo de consecuencias. Prefiero no profundizar en el tema de que aquellos que crecimos en hogares cristianos creemos en el matrimonio como la base de una familia y el estado ideal para que los hijos sean procreados. Pero entiendo que despenalizar el aborto, que por lo demás está prohibido de acuerdo a lo establecido en la Constitución dominicana, sería algo así como incentivar que los jóvenes capten el mensaje errado de que pueden tener sexo indiscriminadamente y si resulta un embarazo, pues se asesina al niño y listo. Sí, porque cualquier muerte premeditada es un asesinato. Declaro abiertamente que estoy en contra de la despenalización del aborto. Sin embargo, estoy totalmente a favor de implementar un amplio programa de educación sexual en las escuelas, barrios, instituciones sociales y culturales, radio, televisión, prensa escrita…donde sea que se pueda llevar ese tipo de educación. Sería una decisión sumamente inteligente.