Creo firmemente que debe legislarse sobre esos casos especiales que
ameritan sean tomadas decisiones urgentes sobre mujeres embarazadas cuyas vidas
corren peligro por alguna otra causa. El caso de Rosaura Almonte “Esperancita”,
fue uno de esos casos en que, si hubiéramos contado con una ley especial al
respecto, los oncólogos habrían podido aplicar el tratamiento con quimioterapia
que quizás hubiera salvado la vida de la adolescente. Sí, quizás se hubiera
salvado de la leucemia tan devastadora que sufría si no se hubiera esperado
tres semanas antes de tratarla con quimioterapia… eso nunca lo sabremos. Pero
eso amerita una ley especial y no necesariamente la despenalización del aborto.
Una ley que cuente con vistas públicas en las que especialistas del área,
verdaderos expertos en el tema, indiquen cuáles son esos casos especiales que
la ley debe amparar, el procedimiento: analítica, diagnóstico, etc. Todo lo que
sea necesario, pero que se proteja la vida de la mujer sin que se haga un circo
de la despenalización del aborto. Es una gran mentira esa de querer hacer creer
a los dominicanos que un doctor va a dejar morir a una mujer embarazada que tiene
su vida en riesgo dizque porque la ley le prohíbe tomar la decisión acertada…eso
es un cuento chino. Es extrañamente difícil que ocurran casos tan radicalmente
urgentes como el de Esperancita. Si contáramos los miles y miles de casos en
que los profesionales de la medicina se ven obligados a desembarazar a mujeres
para salvarles las vidas y, por tratarse de casos excepcionales en que tomaron
la opción indicada, no tienen que ser cuestionados por la justicia en manera
alguna, el pueblo estaría sorprendido de lo mucho que esos casos ocurren. Que
se elabore una ley especial para esos casos de desembarazos para proteger la
vida de las mujeres, que no se deje al azar ni a la libre interpretación de
cualquiera y que sean la ciencia y la experiencia que determinen cuáles son
esos casos. ¡Así lo haremos bien!
31 de diciembre de 2020
Protección para bebés que no han nacido.
Pienso que la sociedad dominicana debe crear inmediatamente una
fórmula institucional que permita al estado encargarse de todos los niños que
nazcan fruto de embarazos indeseados como los que ocurren en un acto de
violación sexual, incesto, en los que niñas son embarazadas por adultos de su
familia; que se persiga y se castigue duramente a los hombres adultos que
embarazan niñas, que se eduque a nuestros niños y jóvenes en torno a la
sexualidad de manera apropiada para que vivan esa etapa tan hermosa estudiando
y preparándose para el futuro, que cuidemos a las féminas que carecen de
recursos económicos para tener embarazos y partos saludables y seguros… ¡que protejamos la vida!
La importancia de la educación sexual.
Desde mi adolescencia siempre he tenido bien claro que dos de las
consecuencias de tener relaciones sexuales sin la debida preparación y
experiencia son la posibilidad de contraer una enfermedad de transmisión sexual
y la de que ocurra un embarazo no buscado, un embarazo no deseado, engendrar un
niño con alguien a quien no se está seguro de amar ni de querer compartir con
esa persona un hogar. Estoy seguro que muchos crecimos esperando el momento
adecuado para tener intimidad con una persona del sexo opuesto que nos gustaba
mucho, sólo por evitar ese tipo de consecuencias. Prefiero no profundizar en el
tema de que aquellos que crecimos en hogares cristianos creemos en el
matrimonio como la base de una familia y el estado ideal para que los hijos
sean procreados. Pero entiendo que despenalizar el aborto, que por lo demás
está prohibido de acuerdo a lo establecido en la Constitución dominicana, sería
algo así como incentivar que los jóvenes capten el mensaje errado de que pueden
tener sexo indiscriminadamente y si resulta un embarazo, pues se asesina al
niño y listo. Sí, porque cualquier muerte premeditada es un asesinato. Declaro
abiertamente que estoy en contra de la despenalización del aborto. Sin embargo,
estoy totalmente a favor de implementar un amplio programa de educación sexual
en las escuelas, barrios, instituciones sociales y culturales, radio,
televisión, prensa escrita…donde sea que se pueda llevar ese tipo de educación.
Sería una decisión sumamente inteligente.
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