Si observas detenidamente tu manera de conducirte ante las eventualidades cotidianas es posible que obtengas algunas sorpresas inesperadas. Probablemente encontrarás incoherencias entre la persona que dices ser y la conducta que exhibes en determinado momento del día, en ocasiones imprevistas o hasta en las más repetidas de tus rutinas. Quizás has dicho siempre que algo o alguien es sumamente importante para ti, pero nunca sacas tiempo para dedicárselo; es probable que anheles iniciar una actividad por largo tiempo y cuando te decides comienzas a mostrar ansiedad por terminar lo que apenas acaba de empezar. Estos ejemplos son simples y las personas tienden a no prestar demasiada atención en esas pequeñas cosas, no obstante, son este tipo de incoherencias las que a menudo logran crear la sensación de que algo está desafinado en el ambiente. La buena noticia es que si comienzas a observar tu conducta con detenimiento identificarás fácilmente cuáles son esas áreas en las que has desenfocado tus objetivos, o cuáles son esos objetivos que no armonizan con tus posibilidades actuales. Es importante que observes lo que piensas, cómo lo piensas y bajo cuáles circunstancias piensas de tal o cual modo… hazlo sin juzgar, sin prisa, sin querer encontrar algo específico, sólo observa lo que piensas y pregúntate luego si tus pensamientos están relacionados con el tipo de persona que dices ser o crees que eres. Al final de tales comparaciones podrás repasar tus acciones… comenzarás a conocerte mejor.
30 de abril de 2020
27 de abril de 2020
El infinito poder espiritual.
El cuerpo físico y el espíritu suelen ser antagonistas el uno del otro, en eso hay que estar claro. Son contrarios en cuanto a los intereses de cada cual, a veces son como dos amigos que compiten el uno contra el otro todo el tiempo y por eso no siempre logran entenderse. El asunto es que el cuerpo sólo demanda, exige, consume y no espera… siempre quiere lo suyo ahora mismo. Si tiene sed debes suministrarle el agua para saciarla, el hambre requiere alimentos, el calor busca refrescar el ambiente, el cansancio exige descanso que puede llegar hasta hacerte ir a dormir. Esas son condiciones y cualidades básicas de la vida humana propias y naturales del cuerpo físico. El espíritu es energía, su función natural es incrementar su fortaleza, vivir de forma inteligente, estar despierto, esos detalles que otorgan importancia al que seas consciente de tu nivel espiritual. El cuerpo es el vehículo en el que te transportas en el plano material, es necesario cuidarlo para tener una vida saludable, teniendo siempre presente que los excesos traen perjuicios y que el conocimiento que contiene es limitado y por consiguiente debe ser vigilado y cuestionado permanentemente. El espíritu posee poder infinito, que nunca termina, pero que puede ser obviado, mal utilizado y hasta inutilizado, lo cual ocurre cuando se confunde la vida física con la vida espiritual. Eres espíritu creado para elevar el nivel del plano material y eso sólo puedes lograrlo siendo consciente de tu poder espiritual. ¡Debes aprender a vivir en el espíritu!