Un rompecabezas tiene variadas piezas, a veces unas pocas:
cincuenta, cien, doscientas… y otras veces miles de piezas, cada una diferente
de las demás. Los que carecen de la destreza necesaria para armarlos tienden a
forzar la entrada de algunas piezas en lugares que no le corresponden, pudiendo
resultar en daños irreparables para tales trozos de cartón que posiblemente ya
no podrán ejercer debidamente su función. Los seres humanos, seres espirituales
en este plano material, somos todos parte del mismo cuerpo y cada uno tiene su
propia función, su misión individual e intransferible, un papel único y
especial que nadie más puede ocupar. ¿Te has preguntado cuál es tu misión o qué
lugar te corresponde ocupar?, ¿o es que acaso has estado infructuosamente intentando
encajar en el lugar equivocado? Si no atinas a responder estas preguntas con la
certeza de sentirte seguro de tus respuestas, probablemente todavía no te has
conocido e ignoras cuál es el nivel de conciencia que debes alcanzar en el
plano espiritual. Atrévete a conocerte y serás la pieza ideal para el lugar que
te corresponde ocupar.
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