Si observas detenidamente tu manera de conducirte ante las eventualidades cotidianas es posible que obtengas algunas sorpresas inesperadas. Probablemente encontrarás incoherencias entre la persona que dices ser y la conducta que exhibes en determinado momento del día, en ocasiones imprevistas o hasta en las más repetidas de tus rutinas. Quizás has dicho siempre que algo o alguien es sumamente importante para ti, pero nunca sacas tiempo para dedicárselo; es probable que anheles iniciar una actividad por largo tiempo y cuando te decides comienzas a mostrar ansiedad por terminar lo que apenas acaba de empezar. Estos ejemplos son simples y las personas tienden a no prestar demasiada atención en esas pequeñas cosas, no obstante, son este tipo de incoherencias las que a menudo logran crear la sensación de que algo está desafinado en el ambiente. La buena noticia es que si comienzas a observar tu conducta con detenimiento identificarás fácilmente cuáles son esas áreas en las que has desenfocado tus objetivos, o cuáles son esos objetivos que no armonizan con tus posibilidades actuales. Es importante que observes lo que piensas, cómo lo piensas y bajo cuáles circunstancias piensas de tal o cual modo… hazlo sin juzgar, sin prisa, sin querer encontrar algo específico, sólo observa lo que piensas y pregúntate luego si tus pensamientos están relacionados con el tipo de persona que dices ser o crees que eres. Al final de tales comparaciones podrás repasar tus acciones… comenzarás a conocerte mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si posees inteligencia...¡dime lo que piensas!