14 de febrero de 2011

Santo Domingo: Música y juventud (años 60, 70, y 80).

Johnny Ventura era un jovencito cuando comenzó a deleitar al público con su baile y sus canciones. Con su juventud, su estilo innovador de bailar, su carisma y luego sus arreglos musicales merengueros logró imponerse por encima de maestros como Félix del Rosario y Joseíto Mateo. Desde antes y desde siempre, el merengue ha permanecido en el gusto popular, pero, varios  ritmos internacionales han llegado a nuestra tierra y han gozado de aceptación entre los dominicanos. Este es tan sólo un resumen a grandes rasgos de la influencia musical juvenil que Santo Domingo recibió en las décadas de los años 60, 70 y 80.
En los años 60 llegó a Dominicana  desde Suramérica "La nueva ola," movimiento musical que tocaba el rock en español influenciados por Elvis Presley, Paul Anka, Los Beatles,  y otros rockeros anglosajones. El Club del Clan,  fue un programa televisivo que se desarrolló en Argentina pero repercutió por toda América Latina.
Palito Ortega, Lucho Gatica, Chico Novarro, Violeta Rivas, Lucecita Benítez, Chucho Avellanet, Lisette Alvarez, Bobby Capó, Paolo Salvatore y otros cantantes caribeños y suramericanos formaban parte de esta revolución musical juvenil de La Nueva Ola, que es recordada por muchos aún en nuestros días.
Milton Peláez, cantante y comediante dominicano, sonó en la radio de entonces con su tema: "Más feo que yo". Tuvo tanto éxito que, según confesara el propio Milton, se compró su primer auto, un Cadillac, con las ganancias que obtuvo en su gira por Suramérica. Dos décadas más tarde, bajo la conducción del locutor Tony Pérez y en la emisora Radio Radio, se producía un programa llamado "Recuerdos del Club del Clan,", el cual sirvió para ilustrar sobre los 60 a los que no vivimos aquella era.
En los 70 Wilfrido Vargas con  su trompeta merenguera estremeció la isla quisqueyana. También nos vimos influenciados por Europa: El grupo español "La Pandilla" alegró a los jóvenes dominicanos con sus famosísimas canciones "La soledad" y "El Alacrán."
A finales de esa década llega la música disco, con Donna Summer a la cabeza, y las películas norteamericanas "Grease" (Brillantina) y "Saturday Night Fever" (Fiebre del sábado por la noche), ambas protagonizadas por John Travolta y la última con música de los Bee Gees, penetraron profundamente nuestra cultura.
 El rock sicodélico también fue popularizado en Santo Domingo por otra película. "The Wall" (El muro), protagonizada por el grupo británico Pink Floyd, (Todo un espectáculo audiovisual que lanzaba al mundo un grito de protesta por la existencia del muro de Berlín) tuvo un impacto muy significativo en la juventud capitalina de la época.
La juventud dominicana dividió sus gustos, por un lado estaban los "fiver," como llamaban a los seguidores de la música anglosajona, y por otro lado estaban los que quedaron encantados con unos jovencitos que cantaban merengue: Fernandito Villalona y Raulín Rosendo (Sí, el mismo salsero dominicano, antes era merenguero). Cantaban en Los hijos del rey, pero se hicieron adultos muy prematuramente. Los más románticos de la época escuchaban a Jazmín Objío.
Con los 80 la cosa cambió, el grupo Menudo se hizo dueño de la escena. Temas como; Súbete a mi moto, Dame un beso, O Voulez vous, los cantaban hasta los grandes.
La salsa de Willie Colón y Rubén Blades, consiguió  su propio espacio. Sus canciones (Gitana, Y yo sin poderte hablar, Tiburón, Chica plástica, Pedro Navaja, por citar algunas), de corte social combinadas con un romanticismo poético digno  de admiración, llenaban los labios de los jóvenes de Santo Domingo.
El rap norteamericano intentó reinar entonces (principalmente debido a que la telelvisión por cable llegó al país) y muchos bailamos electro buggy y breaking, así como la música de Michael Jackson. En ese mismo tiempo, rockeros y baladistas de Europa y Estados Unidos se mudaron dentro del gusto de una parte de la población juvenil de Santo Domingo; The Police (con Sting de vocalista), Pet Shop Boys, A- HA, Falco, Culture Club, Durán Durán, Cindy Lauper, Phil Collins, Madonna, Stevie Wonder, Lionel Richie, Men at work, The Producers, Rick Astley y George Michael, llegaron a ser extraordinariamente populares.
Este fenómeno fue posible en gran parte por dos emisoras radiales: Radio Listín y La X, ambas con programación actualizada en el idioma inglés. También por los programas televisivos de Ramoncito Frías (recuerdo uno llamado "Tiempo Joven" que transmitía el canal 7, Rahintel), y por los videos musicales que Teleantillas pasaba constantemente entre sus programas. Probablemente influenciados por Pedro María Santana, experto en esa música y que durante mucho tiempo fue la voz oficial del canal 2 de Teleantillas.
Los cantantes juveniles mexicanos Pedrito Fernández, Lucerito, Yury  y Luís Miguel, encontraron su cuota de preferencia entre la muchachada de la patria de Duarte.
Se formaron un montón de grupos: Los Chicos de Puerto Rico (de donde salió Chayane), Los Chamos y Unicornio de Venezuela, Timbiriche (por donde pasaron Paulina Rubio, Eduardo Capetillo, Bibi Gaytán y Thalía ) y Ciclón de México.  En República Dominicana se formaron; Mermelada (de ahí salió Monchy Capricho), Gotas de ámbar (liderado por la hija de Yaqui Núñez del Risco), Café Colao, Mozalbetes, Espuma y, la más espectacular de todos, la cantante Glenys Díaz.
Esta fiebre juvenil tuvo su mayor apogeo gracias al esfuerzo y dedicación de Yaqui Núñez del Risco y su programa "Chiquishow". Otro factor fue la popularidad en el país del programa mexicano "Siempre en Domingo" que era conducido por Raúl Velasco, con quien Yaqui  tenía excelentes relaciones (Color Visión, canal 9, transmitía ambos programas).
Aunque tuvimos muchos baladistas de ambos géneros, estos interpretaban temas dirigidos a un público adulto, con la excepción de Ginette que cantaba música juvenil en inglés.
Hubo también un grupo que hoy casi nadie recuerda, se llamó "Kindergaten", compuesto por cuatro morenitos que cantaban como ángeles. Fue apadrinado por Ánthony Ríos.
El rock dominicano comenzó a gatear.
Entonces llegó el fenómeno musical  que marcó la vida nacional y el mundo entero. Los jóvenes dominicanos tomaron en sus manos las riendas del merengue: Ramón Orlando Valoy, Bonny Cepeda, Koqui Acosta, Los Hermanos Rosario, Víctor Wail, Sandy Reyes, Jerry Vargas, Los Kenton, Carlos Manuel "El Zafiro," Peter Cruz, Carlos David, Alex Bueno, Ray Polanco, La Orquesta Joven, Henry Castro, Juan Luís Guerra, Fernando Echavarría, Rasputín, Dionis Fernández, Sergio Vargas, Las Chicán, Sergio Hernández, Jochy Hernández, La Artillería, Belkis Concepción, Juanchy Vásquez, Aníbal Bravo, Richie Ricardo, Aramis Camilo, Rubby Pérez, Eddy Herrera, Juan Valdez y Benny Sadel son sólo algunos de los jóvenes responsables del repunte del merengue en los años 80.
Cabe señalar que, aunque se formaron más de 300 orquestas de merengue en aquel entonces, nada hubiera sido igual sin cuatro columnas en las cuales se apoyó el merengue ochentero: El Show del Mediodía de color Visión, Fiesta de Teleantillas, la Productora latinoamericana de televisión (Prolatel) de Leonel Almonte, en Rahintel (hoy Antena Latina), y la revolución radial implementada por El Super Frank desde la emisora Z101 (todavía hoy muchos locutores radiales utilizan su estilo de animar).
 En Puerto Rico teníamos a los muchachos del Conjunto Quisqueya y a La patrulla 15 (Josie Esteban y Ringo). Mientras que en Nueva York, los dominicanos éramos representados por Milly, Joselyn y los vecinos, La Gran Manzana (Víctor Roque y Henry Hierro), Nelson Cordero "El Barón" y The New York Band (Cherito Jiménez).
Esa década fue cerrada por el nacimiento de la Cocoband, liderada por Pochy Familia, Kinito Méndez y Bobby Rafael. Aunque muchos se equivoquen, fue la Cocoband la primera orquesta que interpretó "exclusivamente" temas jocosos  del coloquialismo popular (tigueraje, muy osado pero sin exagerada vulgaridad), en otras palabras, fueron los precursores de lo que hoy se conoce como "Merengue de calle". Si bien es cierto que Musiquito, mucho antes,  tenía un estilo similar, su influencia no llegó a incidir en la creación de otras orquestas, lo que sí hizo la Cocoband (La Banda Loca de Elvis Clase, Rokabanda, La Banda Gorda, Santy y la Duende Band, la orquesta de Kinito Méndez, salieron de la Cocoband).
Como podemos notar, nuestra cultura musical ha recibido influencias de casi todo el globo terráqueo, quizás por eso tenemos tan increíble sabor musical.

2 de febrero de 2011

De Fabio Fiallo a Tulile.


Ambos nacieron en Santo Domingo, con 110 años de diferencia entre uno y otro, y ambos sintieron el mismo anhelo de deleitar al pueblo dominicano con su arte. El primero fue poeta y político. Nació el 3 de febrero de 1866, y además de su poesía, regaló a su patria un corazón aguerrido que no se conformó con esperar el devenir del destino sino que alzó su voz y su escritura para defenderla. Sus ideales lo llevaron a protestar con energía ante la primera intervención norteamericana (1916-1924), por lo cual  fue condenado a 5 años de prisión por las fuerzas interventoras. Su padre, Juan Ramón Fiallo, fue militar y luego diputado en 1867. El mismo Fabio Fiallo fue cónsul dominicano en La Habana, Nueva York y Hamburgo, además de ocupar otros cargos en el gobierno.
José Manuel Rivera, mejor conocido como Tulile, nació el 8 de octubre de 1976, es cantante y saxofonista. Desde temprano mostró interés por la música, su padre José Rivera, músico de profesión, lo introdujo a la práctica del saxofón. Tulile ha sido embajador musical dominicano en varios países del mundo.
Fabio Fiallo trabajó con Arturo Pellerano Alfau, Américo Lugo, Félix Evaristo Mejía y otros hombres de importancia en nuestra historia intelectual. Tulile ha trabajado con Dionis Fernández, Monchy Capricho y Ramón Orlando Valoy, dominicanos exitosos en el plano musical,   pero desde hace 14 años tiene su propia orquesta.
Ambos, Fabio Fiallo y Tulile, nacieron en la misma ciudad, ambos representan una parte importante de la historia cultural de nuestro país, ambos son dominicanos.
Fabio Fiallo y Manny Rivera son sólo dos nombres del amplio tronco artístico que ha sostenido en épocas distintas el gusto cultural del pueblo dominicano. Pudo ser otra pareja de nombres; Franklin Mieses (1907-1976) y Julián ”oro duro”, Gastón Fernando Deligne (1861-1913) y Peña Suazo, Salomé Ureña (1850-1897) y Juliana y un sinnúmero de posibilidades más de como combinar a poetas de ayer con mamberos  de hoy.   Al final todos son dominicanos.
Los tiempos son distintos. Aquellos grandes poetas crecieron en un tiempo en que imperaba el temor a que otras naciones mancillaran la recién nacida soberanía dominicana, ser libres e independientes era la misión y amar la patria y la bandera era la única opción. Los otros viven en un tiempo donde nuestra identidad nacional es cada día más imperceptible, donde la bandera se desvanece entre resorts y Burger King, nuestros mismos gobernantes privatizan las empresas del Estado (enviando el mensaje de que no podemos administrarlas los dominicanos), borran nuestros ingenios azucareros, hipotecan nuestra energía eléctrica, irrespetan nuestra constitución y ni siquiera invierten lo necesario para mejorar nuestra educación.
Las reuniones sociales en el Santo Domingo del siglo XIX giraban o desembocaban en torno al exquisito gusto por la poesía. Hoy nuestros padres de familia, dejan a sus hijos solos en casa para ir a tomar alcohol en el colmadón de la esquina. Hace apenas una década algunos denunciaban el doble sentido creciente en la música popular, hoy la vulgaridad está a la orden del día y hasta la Asociación de cronistas de arte (ACROARTE) se deja tumbar el pulso y ahora nomina y otorga premiaciones a producciones musicales contenedoras de un solo sentido, el de la repugnante vulgaridad. Negarlo no podemos, esta es nuestra sociedad.
Y los poetas dominicanos modernos…  ¿dónde están? Para ellos el tiempo nunca pasó. Siguen reuniéndose en pequeños grupos, como si estuviéramos en el siglo XIX y no se enteran que Santo Domingo hace rato pasó de los cuatro millones de habitantes. Poetas que se conforman con declamar poesía a otros poetas, como si tuvieran miedo o no tuvieran confianza en que verdaderamente pueden ser artistas. Nadie los conoce, solamente los organizadores de concursos poéticos de los cuales resultan ganadores los amigos del gobierno de turno. Son fantasmas con derecho a ganar dinero si sus amigos están en el gobierno. Mejor será que salgan de sus escondites y vayan a declamar poesía a los programas radiales y televisivos de entretenimiento. Mejor será que sean responsables del legado que han heredado y acudan a los liceos y escuelas públicas a mostrar su arte, a los clubes y organizaciones barriales, a los parques y a las plazas comerciales… la patria los necesita. ¿Seguirán fallándole como hasta ahora?
Cuando Álex Bueno grabó aquel poema de Joaquín Balaguer llamado “Lucía”, uno pensaba que sería el inicio de un derroche de hermosas letras para nuestro merengue. Fue todo lo contrario. Bueno sería que el mismo Ministro de cultura se reuniera con los merengueros y mamberos de la actualidad y los incentivara a musicalizar las letras de nuestros grandes poetas. Sueño con que algo así suceda.
Mientras tanto seguiremos cosechando lo que hemos sembrado como sociedad. Porque… nadie ha podido jamás recoger manzanas en una mata de ciruela.
Nota: Fabio Federico Fiallo Cabral murió en La Habana, el 28 de agosto del año 1942. Sus restos fueron trasladados en 1977 a República Dominicana por orden del Presidente Joaquín Balaguer.