31 de enero de 2015

Escuchar es oír.

Oímos con frecuencia a gente decir que: "Una cosa es oír y otra cosa es escuchar". Incluso, hay quienes defienden hasta el fin la supuesta diferencia entre dichas palabras, a lo cual no le veo mucho sentido. Lo primero es que no existe una sola manera de escuchar sin oír. Escuchar, según el diccionario, es "prestar atención a lo que se oye". Entonces, está claro, no se puede escuchar sin oír. Sería distinto si existiera una palabra con la cual denominar a la acción de oír sin prestar atención, pero, no existe una palabra con ese significado y por lo tanto no puede diferenciarse entre el oír y el escuchar. Algo similar ocurre cuando, en el ámbito de la medicina, se usa el término "auscultar" para referirse a la acción de oír el sonido de los órganos internos de una persona, sea mediante el uso de un estetoscopio o aplicando el oído en el cuerpo de esa persona, a fin de examinarla. Aún cuando la auscultación requiere que el auscultador pegue su oído al cuerpo que examina o use un aparato para llevar a cabo dicha acción, lo que está haciendo es oír. Pues hasta en casos específicos como el de la auscultación y en cualquier otro caso, oír es un término que se emplea de manera general para referirse a la percepción auditiva.    

Oír es "percibir con el oído los sonidos". Para escuchar también se usan los oídos, es decir, es la misma acción. Ahora, si se quiere hacer énfasis en que cuando prestamos atención a lo que estamos oyendo "puede" denominarse escuchar, no sería algo incorrecto. Pero, escuchar no es algo distinto a oír, sino, que está contenida una palabra dentro de la otra. En ese sentido, si se pretende utilizar una frase alegórica al significado estricto de dichos términos, habría que decir algo como: "Escuchar es oír prestando atención". Así se respeta el sifnificado real de la palabra oír y no se infunden confusiones en los demás. Otra cosa, tampoco es incorrecto decir: "Presto atención al oírte", sin que haya la necesidad de mencionar la palabra "escuchar". Lo aclaro para que no se vaya a creer que cada vez que se presta atención es porque estamos "escuchando" o realizando una acción distinta a oír. El prestar atención es una acción mental, se refiere al grado o nivel de concentración que ejercemos en una determinada acción. Por ej. La gente puede observar algo, prestando atención; puede olfatear un aroma, prestando atención; o, simplemente puede prestar mucha atención a sus pensamientos o recuerdos. Me voy más lejos: a menudo alguien está inmerso en una tarea que requiere mucha atención y otra persona le habla acerca de un tema cualquiera, a veces sucede que la primera persona no recuerda lo que esa otra persona le dijo, pero, muchísimas veces sí lo recuerda y sabe exactamente hasta en el tono en que lo dijo. Es que el cerebro tiene la capacidad de retener las cosas, hasta cuando no se está prestando atención voluntariamente. Ahí radica la importancia de tener claridad mental y mantenernos alejados de las confusiones. En conclusión: utilizar indistintamente los términos "oír" y "escuchar"es lógico y coherente. Porque escuchar es oír.

16 de enero de 2015

La sabiduría que da la experiencia.

Si un hombre cree tener en su mente todas las respuestas de manera absoluta, probablemente no tiene una sola respuesta verdadera.

Aprender de los errores cometidos, para no volverlos a cometer, se llama experiencia; Lamentarse por los errores cometidos, y no aprender nada de ellos, se llama tragedia.

No existe manera de que hubieras hecho las cosas diferentes a como las hiciste en el pasado; La persona que eras entonces, fue quien eligió el camino que en ese instante consideró el más adecuado.

El ajedrecista promedio busca realizar sus mejores jugadas; el ajedrecista pesimista busca defenderse de las jugadas de su rival; el buen ajedrecista contempla el tablero en su totalidad: estudia las posibilidades de su oponente y medita fríamente todas y cada una de sus propias posibilidades antes de hacer su próxima movida.

4 de enero de 2015

Gente que no entiende a la gente.



Los niños nacen seres humanos perfectos, por eso te exhorto a que nunca dejes de ser niño. Nacemos diseñados para alcanzar el desarrollo humano en toda su potencialidad. A veces los padres comienzan a construir barreras en torno al niño, pretendiendo cuidarlo, queriendo que su hijo sea lo mismo que ellos son, sin darse cuenta que están aniquilando su esencia, su desarrollo, su autenticidad, su futura emancipación. Los que así proceden, un día miran decepcionados al hijo que ellos crearon, pero siguen sin darse cuenta que han sido ellos los causantes de la falta de plenitud exhibida por su descendiente. Ese es el tipo de gente que no entiende a la gente.

Que tengas más y más... tranquilidad.

Desde que nacemos buscamos instintivamente aprender más y más. Siempre llegaremos a tener más de lo que tenemos. Estará bien si tenemos más si ese más incluye la tranquilidad. Así que si tener más de las otras cosas significa que también tendré más tranquilidad, entonces todo está bien. Que venga más y más. Más fe, más salud, más amor, más prosperidad… que venga todo lo que contribuya a la permanencia y crecimiento de la tranquilidad.