13 de septiembre de 2018

Mente libre de ilusiones.

Hablamos de cuidar la mente y buscamos estrategias en la ciencia, la nutrición, la filosofía y en lo espiritual, con tal de encontrar la forma de optimizar el uso mental que nos identifica en este plano material. Algunos, con disciplina y entrega, logran combinar los mencionados renglones y llegan a sentirse conformes con los resultados. En el fondo cada cual vive lo que quiere vivir, aunque no todos saben o admiten que es así. La verdad es que la mente está diseñada para cuidar del ser humano y no al revés, pero el ego insiste en que debe tener todo bajo control y precisamente ahí comienza el  verdadero descontrol. No voy a entrar en teorías por ahora, sólo pondré un simple ejemplo de cómo las conclusiones sin información contribuyen al desasosiego y al deterioro mental. Tenemos el caso de una señora que cada día sueña con que al menos un sábado en la mañana no tenga que levantarse tan temprano y  que su marido  e hijos le lleven el desayuno a la cama. Llega el sábado y el esposo abre la puerta asomando la cabeza mientras susurra: "querida…¿ya despertaste?". Ella inmediatamente se incorpora en la cama pensando que llegó su sábado ideal, y con este pensamiento y una sonrisa en los labios responde: "Sí mi amor, ¿querías algo?". Entonces él entra a la habitación más sonriente todavía sólo para decirle que él y los niños están hambrientos y quieren que ella se levante a prepararles desayuno. Ella se desilusiona pero no dice nada, él tampoco puede ver la desilusión en sus ojos porque hace rato que olvidó cómo se hacía. Es el típico caso de las personas que  crean falsas  expectativas y formulan su propia conclusión sin tener suficiente información. Lo más probable es que esta señora merezca muchos sábados ideales debido al amor y entrega con que cuida a su familia, pero más inteligente sería o propiciar que tales sábados ocurran mediante mensajes directos al resto de la familia o sencillamente dejar de hacerse ilusiones sobre lo que difícilmente ocurra sin su intervención. Sin embargo, si esta señora no toma ninguna de las dos alternativas sugeridas, como casi siempre sucede, el resultado final será el hastío y el cansancio de esperar lo que nunca sucedió y ella misma termina condenándose a creer que no merece ser tratada mejor de lo que los demás la tratan. Esa energía mental que se gasta en desear y repetir insistentemente tales deseos en los pensamientos, proporciona más perjuicios que beneficios. Si la señora del ejemplo deja quieta su mente, sin bombardearle tantas falsas ilusiones, descubrirá que su propio ser recopilará la información necesaria para administrar los asuntos de su vida de tal manera que encontrará el equilibrio familiar necesario para recibir muchos desayunos en la cama o mejor aún… nunca sentir que los necesita, porque su mente será libre de vivir cómo le conviene vivir.


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