30 de enero de 2012

Armando Almánzar: Premio a la cultura.

Existen alegrías ajenas que uno las hace propias. Ayer me he enterado que Armando Almánzar Rodríguez fue seleccionado ganador del Premio Nacional de Literatura 2012 que la Fundación Coripio y el Ministerio de Cultura entregan cada año. Esa noticia me causó alegría. Es que he sido beneficiario directo del trabajo de Almánzar desde mi más temprana infancia, con menos de dos años de edad me quedaba a ver "Cine para desvelados" y tiempo más tarde "Última Tanda," ambos espacios televisivos conducidos y producidos por Armando en épocas diferentes pero con el mismo tema… las mejores películas del cine mostradas en televisión.
Los comentarios de Almánzar hacían que la trama de aquellas películas adquiriera sentido aún si la misma no era de tu total agrado. Con las películas siempre me ha pasado lo mismo que con los alimentos, no me agrada dejarlas por mitad y prefiero permanecer hasta el final. Por eso cuando alguna película no reunía todas las exigencias de mis gustos personales esperaba los comerciales para ver que cosa nueva aprendería de sus comentarios, llegué a sentirme todo un crítico en la materia del celuloide gracias al contenido de los mismos.
Sus cuentos no los conozco, títulos como "El Gato," "Límite," "Desconocido en el parque," y "Selva de agujeros negros para Chicí la salsa," no estaban relacionados en mi mente con Armando Almánzar, no los he leído pero si Dios quiere los voy a leer muy pronto. Lo que siempre leí fueron sus columnas en los periódicos dominicanos y nunca pude quitar de mi ser la impresión de estar leyendo o escuchando a un antiguo profesor que explicaba las cosas con detalle y autoridad. Por eso me alegra saber que nuestra sociedad reconoce a individuos tan meritorios como él, pues ya sea como crítico de cine o escritor literario,  estoy seguro que muchos dominicanos están agradecidos de las enseñanzas que hemos recibido del señor Armando Armánzar Rodríguez. ¡Felicidades maestro.!

17 de enero de 2012

Hombre, conocimiento y sociedad.

En días pasados estuve tratando de explicar a dos jóvenes la importancia que tiene la educación en la formación del individuo y la consiguiente conformación de una sociedad desarrollada. Puesto que mis interlocutores carecían de las herramientas intelectuales necesarias para asimilar teorías sociológicas complicadas, busqué la manera de explicarles el tema de forma simple. Haciendo uso de sus propios oficios, uno es mensajero y el otro es taxista, realicé una metáfora comparativa sobre la importancia de la educación para la superación del individuo. Les dije que la educación formal, entiéndase escuela primaria y secundaria luego un título universitario y posteriormente una maestría es equivalente a la información que obtenemos cuando deseamos llegar a un punto determinado pero ignoramos el camino que debemos tomar para llegar allí. Continué explicándoles que si estamos en un punto A y  queremos llegar a un punto B podemos acudir a un mapa o mejor aún confiar en las explicaciones que otra persona, que ya ha visitado o tiene pleno conocimiento de cómo llegar a, el punto B nos conceda. entonces les dije, el punto A es el hombre al momento de nacer y el punto B es el pleno desarrollo de ese ser humano que ha de pulirse cuan diamante en bruto extraído de una mina y transformado luego en preciosa joya. Los mapas para edificarnos plenamente acerca del conocimiento o camino recorrido por el hombre a través del tiempo son los  libros, sean físicos o virtuales, que tenemos a la disposición sobre cada tema en particular y las personas o guías son los autores de dichos libros o los profesores que encontramos en nuestro camino al conocimiento. Concluí advirtiéndoles que el ignorar los libros y la educación en sentido general es lo mismo que condenarse voluntariamente al estancamiento en el camino que un hombre debe recorrer hacia su pleno desarrollo.

La filosofía, madre de todas las ciencias, ha buscado desde sus inicios facilitar al hombre las herramientas para su propio bienestar y por consiguiente el de la sociedad a la cual pertenece. Lo más lógico es pensar que las  demás ciencias derivadas de la filosofía habrían de tener el mismo fin, aunque a menudo el ego personal o el afán de lucro tergiversen metas e ideales, en el fondo el conocimiento sea técnico,, científico o popular, debe estar dirigido al beneficio directo del hombre y la sociedad, en caso contrario es sólo una pérdida de tiempo o como dijo el sabio Salomón "vanidad de vanidades."