21 de junio de 2016

Mente serena.

Cuando permitas que tu mente descanse y ya no hagas un montón de conclusiones de las acciones a tu alrededor sin ni siquiera obtener suficiente información, habrá de llegar el día en que tu mente la utilices simplemente para razonar, discurrir, sobre las cosas actuales y por tanto se mostrarán ante tus ojos sin distorsiones, entonces, no reaccionarás por estímulo sino que actuarás en base a la conveniencia espiritual de cada ocasión, movida(o) por el espíritu. Por ej. no pensarás un millón de cosas si al depositar un currículum vitae no recibes una respuesta que satisfaga tus expectativas, es decir, no recibes la respuesta que en tu mente habías creído que te daría una satisfacción personal. En vez de eso: primero, habrás de sentirte satisfecha(o) contigo todo el tiempo, porque sabes que estás haciendo las cosas acorde a las señales que te regala el momento, sin crearte expectativas infundadas sino que actúas y confías que el resultado de tu acción habrá de ser lo más conveniente para ti; segundo, sentirás lo que resultará de la acción que llevas a cabo, sentirás si te conviene o no laborar en esa empresa, incluso desde antes de depositar el currículum vitae. Son señales que todos recibimos por gracia divina, pero, que muchas veces ignoramos o preferimos obviar y no creerlas, por no estar acorde con lo que queremos. La intervención mental voluntaria, esa que hace al ser humano crearse expectativas infundadas, solamente estorba el libre desenvolvimiento de la vida.  La clave radica en no intervenir en el discurrir natural entre las sensaciones sensoriales y las informaciones que recibimos del todo. Lo demás es sólo un juego de la mente.

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