29 de mayo de 2012

Nacemos sabiendo.

Hace ya muchos años desde que entré en contacto con la información que aseguraba la existencia del conocimiento en la mente del ser humano desde antes del nacimiento. Realmente no fue difícil para mí asimilar esa afirmación, a decir verdad era una respuesta que buscaba sin haber sabido formular la pregunta.

La fuente explicaba que podemos no ser conscientes del conocimiento que traemos en nosotros desde otras vidas, desde otras encarnaciones, desde otros tiempos… pero el ignorar esos detalles no impide que apliquemos ese conocimiento en nuestra vida actual. Esa fue la parte que de verdad me interesó.

Tenía muchas interrogantes en mi mente entonces, era apenas un niño, pero también tenía la certeza de poder hallar respuestas y las buscaba con ahínco.

Me preguntaba:¿Por qué algunas personas aprenden con mayor rapidez y facilidad que otros?, ¿Por qué son indiferentes al conocimiento algunas personas mientras otras lo buscan con anhelo ?, ¿Cómo es que hermanos de padre y madre que han crecido en el mismo hogar y han recibido la misma educación, formación, alimentación y cariño obtienen resultados tan distanciados a la hora de mostrar sus potencialidades y unos quedan rezagados mientras otros se desarrollan plenamente?, ¿Por qué algunas personas ganan nuestra simpatía desde el mismo momento en que las conocemos y sin hacer el menor esfuerzo para caernos bien mientras otros no logran sintonizar con nuestro ser por más insistencia que impriman en la relación?y una gran cantidad de preguntas más.

Quizás no era normal para mucha gente el hecho de que un niño de nueve o diez años estuviera formulando ese tipo de preguntas. Es posible que la cara de confusión y asombro y luego hasta de disimulada sospecha de que algo no andaba bien con ese niño que se ponía a pensar esas cosas puede haber sido un factor determinante para que comprendiera que no todo el mundo estaba dispuesto siquiera a pensar en la existencia humana como algo más que nacer, crecer, multiplicarse y morir y entonces uno deja de preguntar y comienza a investigar por su propia cuenta.

Llegan respuestas, los libros se transforman en tus mejores amigos, te comunicas con personajes que te hablan directamente desde otros siglos y atraviesan el tiempo y el espacio para compartir contigo el camino que ellos recorrieron en sus vidas. Entonces todo cobra sentido.   

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