Algunas de las mejores cosas de la vida no cuestan un solo centavo, muchas veces lo he comprobado; también suelen aparecer de improviso, sin anunciarse, y se apoderan del entorno de una manera incomparable y diferente a todo lo antes conocido. Esa es la magia de vivir: aprender a crecer cada día; sorprendernos de lo poco que ayer sabíamos; y ser conscientes de que carecemos de conocimiento para saber lo que mañana estaremos sintiendo... vivamos hoy y hagamos de cada instante el mayor galardón que Dios nos regala.
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