El verbo esforzar implica un empleo enérgico de la fuerza, sea física o emocionalmente hablando, con el fin de obtener un objetivo que amerita dicha acción, es decir, que no llegará por sí solo sino que debe ser buscado o trabajado para alcanzarlo. Quien se esfuerza para lograr un cometido tiene que darse ánimo a sí mismo de manera constante y permanente, sin titubeos ni vacilaciones; no debes esperar por los demás a que te animen, a menudo los que están más cerca de ti son los primeros que no están interesados en que alcances nuevas metas. Por eso debes mantener tu ánimo bien alto todo el tiempo… ese es el principio del esfuerzo. Importa poco si todavía no tienes claro cómo conseguirás tu objetivo, algunas veces las cosas se definen en el camino. Lo importante es no dudar y avanzar, a veces con cautela y otras veces con fuerza y decisión, pero, avanzando siempre. Los objetivos de cualquier tamaño pueden ser alcanzados si te esfuerzas de manera permanente, no te rindas ni te canses. ¡Esfuérzate y sé valiente!
Cuando el Señor encomendó a Josué que cruzara el río Jordán al frente del pueblo de Israel, Josué carecía de toda la experiencia que su predecesor, Moisés, tenía en esas lides. El pueblo de Israel estaba formado por gente joven y sin experiencia, porque todos los que eran adultos cuando salieron de Egipto habían muerto en el camino de los cuarenta años de peregrinación por el desierto, precisamente por la falta de valentía que tuvieron la primera vez que llegaron a la tierra prometida. Solo Caleb sobrevivió a aquella generación, porque había demostrado valor y obediencia ante aquella imponente misión. Josué obtuvo la bendición de Dios y encabezó al pueblo de Israel hasta la conquista de la tierra prometida, porque se esforzó y fue valiente. Si te acobardas ante los obstáculos que se presenten en el camino, es posible que nunca llegues a tu destino. Tienes que ser valiente, alentarte y no ceder ni un centímetro al desaliento… los triunfadores nunca se entregan ni al desaliento ni a la cobardía. Así que a moverse, manteniéndose en movimiento constante hacia el objetivo que vas a alcanzar, porque sí lo vas a alcanzar… Solamente esfuérzate y sé valiente.
La tierra prometida al pueblo de Israel fue un regalo que Dios prometió a Abraham que daría a su descendencia, pero, los israelistas tuvieron que enfrentar a naciones poderosas para conquistar dicha tierra. Sí, fue un regalo, pero tuvieron que esforzarse y ser valientes para tomarlo. Dios los acompañó cuando obraron con valentía, y aquella empresa que a sus antepasados les pareció imposible, ellos la emprendieron confiados en que llegarían a su objetivo final, porque no se fijaron en los obstáculos sino en la meta que querían alcanzar. ¡Esa es la clave! Esforzarse y ser valiente sin mirar atrás ni a los lados, entonces, si lo haces de ese modo, Dios está de tu lado.
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