13 de julio de 2020

Reflejos del bebé recién nacido.

La magia del nacimiento de un niño es uno de los actos más maravillosos que ocurre en el mundo. El bebé nace preparado para vivir y aprender, también trae consigo un conjunto de reflejos innatos sumamente importantes: reflejo de búsqueda, lo hace mover la cabeza hacia el lado en que siente que tocan su mejilla, lo ayuda a encontrar el seno de su madre a la hora de alimentarse; reflejo de succión, es la tendencia a succionar todo lo que se le coloca en la boca; y el de deglución le permite tragar leche y otros líquidos al tiempo que los reflejos que controlan la respiración llevan a cabo sus funciones de inhalar y exhalar aire sin ningún contratiempo, tal y como lo hace un adulto experimentado. Ese grupo de reflejos son esenciales para iniciar su vida en el plano físico fuera de su madre y comienzan a manifestarse tan pronto el bebé ve la luz. Otros reflejos pueden no ser tan cruciales pero sirven para identificar una condición neurológica normal en el recién nacido. Al respecto podemos citar el de prensión y el de marcha, el primero le permite asirse de un dedo o cualquier objeto que sea colocado en sus manos y el segundo hace que el bebé imite una caminata al ser puesto en posición erguida sobre una superficie plana. Ambos reflejos desaparecerán normalmente en los primeros dos o tres meses de vida del bebé para aparecer luego como prensión voluntaria en unos cinco meses y la capacidad de caminar al cabo de un año.

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