La lingüística es la ciencia que estudia el lenguaje en forma amplia (origen etimológico, evolución, dificultades en la enseñanza y en la comprensión de una lengua, similitudes y diferencias entre lenguas distintas, adaptaciones de términos de una lengua a otra, etc); la gramática es la ciencia que trata sobre el lenguaje en forma estricta (su enseñanza, los elementos que lo componen y la correcta combinación de estos elementos). Claro está, puede darse el caso de que una persona sea lingüista y también se dedique a ser profesor de gramática, esto no sería la regla pero tampoco es la excepción, simplemente puede pasar y de hecho ocurre con cierta frecuencia.
Existe un tercer grupo de individuos cuya profesión u oficio depende directamente de la correcta utilización del lenguaje. Me refiero a los escritores, poetas, compositores, locutores, maestros de ceremonia, entre otros. Las personas pertenecientes a este tercer grupo por lo regular son amantes del lenguaje y hacen de este un arte mediante el cual expresar sus pensamientos y sentimientos. Puede decirse que la gran mayoría de ellos utiliza el lenguaje como forma de manifestar y encontrar placer en todas y cada una de las facetas de sus vidas diarias.
Expresándolo desde otra perspectiva: Los lingüistas estudian el lenguaje y como resultado de ese estudio formulan documentos, libros, tratados y diccionarios que permiten la correcta comprensión e interpretación del lenguaje; los profesores de gramática emplean dichas publicaciones o tratados para enseñar acerca de los elementos que componen el lenguaje, la combinación de estos y la forma correcta de usarlos; los del tercer grupo antes señalados convierten esos escritos, principalmente los diccionarios, en sus amigos inseparables.
Toda persona, sea técnico, profesional, estudiante, de cualquier nivel social, sin distinción alguna, debe tratar de mantenerse al tanto de la evolución de su lengua o idioma. Un diccionario es una herramienta sumamente útil y yo diría que hasta obligada en cada casa u oficina.
Los padres, y no sólo los profesores, tienen el deber de instruir y orientar a los niños acerca del uso del diccionario tan pronto estos comiencen el aprendizaje de la lectura y la escritura. Esto forma parte imprescindible de la buena comunicación y el desenvolvimiento diario en una sociedad cada día más globalizada y competitiva.
El conocimiento de la lengua en forma plena facilita el aprendizaje de otras lenguas, permite comprender con mayor facilidad las distintas ramas del conocimiento en sentido general, y por consiguiente hace que los seres humanos nos entendamos mejor y nos comuniquemos con mayor fluidez. Además, tener una clara comprensión del lenguaje nos concede el privilegio de tener una mayor claridad mental. Todos estos detalles hacen que nuestras vidas sean más placenteras.
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