18 de octubre de 2012

Meditar para vivir.

En este mundo material donde habitamos tu mejor aliado eres tú. Tenlo siempre presente. La meditación trascendental te ayuda a: desintoxicar tu cerebro de las contaminantes secuelas que dejan los pensamientos que ocupan tu mente a cada instante, a controlar la velocidad y energía que inviertes en poner en orden los nuevos pensamientos, y lo más importante, te ayuda a no obstaculizar el poder de percepción con el que has nacido. Porque tú eres un ser intuitivo.
La meditación trascendental ideal es la que se logra sin emplear la mente. Adoptamos una posición en la cual nos sintamos cómodos, puede ser sentados, recostados o hasta de pie. Yo prefiero la posición de estar sentado. Sea en el piso, con las piernas cruzadas o en un sillón. Inhalamos aire lentamente hasta que sintamos nuestros pulmones llenos a total capacidad y luego procedemos a expulsar el aire con la misma lentitud con que lo inhalamos. Este ejercicio respiratorio lo hacemos diez, veinte treinta veces o hasta que nos sintamos relajados. Simeditamos con frecuencia nos daremos cuenta que cada vez nos será más sencillo alcanzar el estado de relajación.
Una vez relajados, cerramos los ojos y permanecemos quietos, sin movernos y sin pensar. Podemos meditar por reducidos espacios de tiempo, diez o quince minutos, dos o tres veces al día. Yo prefiero que se tome una hora completa cada día. Mejor si esa hora es cuando no tenemos asuntos pendientes. Cualquier hora del día es buena para meditar, pero la mañana, cuando acabamos de despertar y tenemos todas nuestras energías listas para la acción, o por las noches, cuando ya hemos llegado a nuestros hogares y nos estamos preparando para ir a descansar, son dos momentos especiales para una buena meditación.
Si al principio nos distraemos y nuestra mente insiste en ocupar con sus pensamientos el lugar que pretendemos dejar vacío, existen algunas técnicas que pueden ayudarnos. Por ej: 1- escuchar música clásica o instrumental, que sea suave, y concentrarnos en seguir el hilo de la música sin permitir otros pensamientos en tu mente;2- concentrarnos en el sonido de nuestra propia respiración y visualizar como nuestros pulmones se dilatan al llenarse de aire y luego se contraen al expulsarlo; 3- escuchar los sonidos del medio ambiente en el cual nos encontramos; o, 4- visualizar un paisaje que sea de nuestro agrado, unas montañas repletas de árboles y flores, las aguas del mar en la playa, o cualquier otro paisaje que nos agrade en el cual visualicemos sus detalles.
Hay que tomar en cuenta que estas técnicas las emplearemos hasta que seamos capaces de meditar sin involucrar a nuestra mente. En dos o tres semanas, si meditamos diariamente, podemos lograr nuestro objetivo de meditar plenamente.
Comienza a meditar hoy mismo, te lo agradecerás. 

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