Los amigos pueden ser considerados como algunas de las piezas más importantes en el rompecabezas que representa la vida de un ser humano. El conjunto de nuestros amigos es también nuestro equipo personal con el cual salimos al terreno de juego cada día. Estas cosas hay que tomarlas muy en cuenta para nuestro diario vivir.
Por lo general elegimos a nuestros amigos entre las personas que tienen cierta afinidad con nuestros intereses y gustos personales. Casi siempre preferimos intimar con aquellos que nos despiertan una especie de sentimiento fraternal… porque los amigos son los hermanos que nuestros padres no engendraron. Esto sin contar que muchos de nosotros tenemos en nuestros padres y hermanos biológicos a nuestros mejores amigos, eso sí es una bendición, pero no ocurre todo el tiempo. Lo que sí sucede a menudo es que nos identificamos con personas en quienes depositamos confianza y regalamos a estos nuestras mejores horas y les damos el sentimiento más puro que emana de nuestros corazones. Por eso es importante que sepamos elegir a nuestros amigos. "Dime con quien andas y te diré quien eres", "El que anda con cojo al año cojea" y "¿Andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo? (Amós 3:3)". Estos tres sabios enunciados nos dan a entender que nuestros amigos llegan a formar parte demasiado cercana de nuestro propio ser. Si amas tu propia existencia, entonces piensa bien acerca del tipo de persona a quien seleccionas para que sea tu amigo. Usa tu mente, tu corazón y sobre todo… apóyate en la palabra de Dios. Muchas circunstancias de tu vida dependerán de esa delicada decisión.
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