Es la interminable lucha
generacional en la que cada cual reclama para sí el título de la mejor
generación: los de la tercera edad expresan que sus hijos, esos a quienes ellos
les pagaron la universidad, no tienen tiempo ni siquiera para conversar con ellos,
se sienten olvidados, y a veces lo son, incomprendidos y muchas veces son
huéspedes involuntarios de algún asilo; Los adultos, mayores de 35, dicen no
poder controlar a sus vástagos, que los jóvenes de hoy, en su mayoría, no
sirven, que son una burda y desmejorada imitación de los acomplejados
afroamericanos que insisten en descargar sus frustraciones en una música, mal
llamada urbana que casi siempre dice absolutamente nada; los jóvenes de hoy,
entre 10 y 35, escuchan ruidos a todo volumen al que quieren llamar música, dicen
no entender el lenguaje de los adultos e insisten en creer que sus niños, los
hijos de cada cual, son los niños más inteligentes del mundo sólo porque pueden
navegar en la red utilizando un celular; los niños de hoy, menores de 10 años,
pasan la mayor parte del tiempo entre seres extraños, lejos de sus padres, los
confinan a un maternal antes de que puedan hablar, luego, cuando han crecido,
los encierran en salas de tareas o en clases de arte o idiomas por donde sus
padres los recogerán cuando casi se apague la luz solar, porque las madres de
hoy no pueden criarlos, ellas tienen que trabajar y tener una actualizada vida
social.
¿Cómo llegamos aquí?: los de la
tercera edad creían en la disciplina férrea e innegociable, los muchachos no
opinaban, el premio por obtener buenas calificaciones era no ser castigados y
la inmensa mayoría de sus hijos son educados pero muchos de ellos quedaron
traumatizados y siguen creyendo que no les es permitido conversar con sus
progenitores; los adultos de hoy, comenzaron a decir que sus hijos no
recibirían los golpes y férreas disciplinas que ellos recibieron, que sus hijos
tendrían el poder de hablar y decidir hasta en la escuela que ellos querían
estudiar, quisieron ser tan abiertos con sus hijos que les permitieron
tutearlos, borrando la línea del respeto, lo que hoy en día ha desembocado en
una generación sin límites ni control; los jóvenes de hoy aprendieron el arte
de la manipulación y el chantaje para obtener lo que deseaban de sus padres que
no los corregían debidamente y les daban tanto tiempo y dedicación que llegaron
a empalagarlos, ignoran que el mundo ya estaba inventado por completo cuando
ellos llegaron y piensan que las cosas seguirán llegando a sus manos como si
fueran regalos; los niños son testigos de un mundo cuyas reglas se violentan
cada día, un mundo en el que viven rodeados de las nanas que los cuidan, las
profesoras del maternal y los aparatos modernos que inundan su vidas de
tecnología.
Resultado.
Las personas son más vacías e
insensibles cada día, la violencia es tan normal como el juego de pelota, la
gente no cree en ellos mismos a menos que traigan puestos ropa de moda que sea
costosa y puedan aparentar que tienen dinero aunque en sus casas no tengan ni
un pedazo de pan, el respeto no existe entre las generaciones y a nadie le
importa que todo por lo que tanto trabajó nuestro pueblo hoy en día se esté
deteriorando a pasos agigantados.
¿Cuál es la solución?
La familia dominicana tiene que rescatar sus valores: la experiencia de
la tercera edad hay que aprovecharla, las personas mayores tienen que aprender
el uso de las computadoras y transmitir sus conocimientos, experiencias y
sabiduría a todos los demás; los adutos de hoy tienen que entender que son
ellos los que dominan el mundo, ellos tienen el poder adquisitivo y la fuerza
para cambiar las cosas, porque los jóvenes viven entre nebulosas confusas
producidas por el consumismo y la falta de metas específicas; los jóvenes
tienen que prepararse, practicar deportes, amarse por lo que son y no por lo
que tienen y pensar en el futuro de sus hijos y de nuestra nación; los niños
necesitan amor de parte de todo el mundo, necesitan mucho cuidado y cariño, solamente
así podremos esperar tener entes de provecho en el futuro inmediato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si posees inteligencia...¡dime lo que piensas!