La verdad es que el hombre tiene las limitaciones en las que el mismo cree. Solamente hay que probar cosas nuevas, desconocidas, para darse cuenta que, si a uno le gusta lo que ha probado, no había forma posible de que probar ese algo nuevo fuera algo que estuviera programado en nuestros genes. Por ejemplo: una persona a quien nunca le han gustado los deportes pero sí le agrada llevar una vida hogareña y tranquila. Si esa persona decide que en este día hará algo nuevo en su vida, practicar natación, aprender judo, montar bicicleta o correr, cualquier tipo de deporte… es probable que en muy poco tiempo esta persona note los beneficios que esta nueva actividad aporta a su existencia: se siente más fuerte, más ágil, piensa mejor y tiene la mente más clara y reposada. A partir de esos descubrimientos se ve obligado a admitir que le gusta el cambio que siente y decide que seguirá practicando ese deporte indefinidamente. ¿En qué parte de los genes podría estar encerrada la orden o programación que haría a un hombre tomar tal decisión? En ningún lado. Por el contrario, la ciencia ha demostrado que nuestros genes pueden ser cambiados dependiendo el estilo de vida que llevamos. Esto quiere decir que aún nuestra herencia genética está sometida a nuestras decisiones. Piénsalo bien. ¿Cuándo fue la última vez que te atreviste a hacer algo diferente?Atrévete hoy a retar los patrones mentales que has formado a lo largo de tu existencia y haz algo diferente, algo que aporte calidad a tu vida o al menos que aporte variedad, que te ayude a mantenerte más fuerte y sano sin causarte daño alguno. Prueba varias cosas diferentes en ese mismo tenor y descubrirás que aún tú mismo todavía no te has conocido al cien por ciento. ¿Sabes por qué? Porque eres un mundo infinito de posibilidades. No te compares con un caminito estrecho cuando puedes ser dueño de tu propio universo. Ejerce tu libre albedrío y atrévete a vivir.
7 de noviembre de 2014
¿Quién es dueño de tu vida?
Filósofos, científicos, psicólogos, pensadores, sabios, psiquiatras,
religiosos, gente común… muchos se han preguntado alguna vez si en realidad
tienen un libre albedrío. Hay quienes defienden la teoría del determinismo y
argumentan que el hombre no puede hacer nada más que lo que está señalado que
él ha de hacer. Existen corrientes de pensamientos que postulan ideas acerca de
la imposibilidad de que el hombre pueda tomar sus propias decisiones y dicen
que su metabolismo, la genética, el país donde viven, la conducta adquirida,
etc. Son los factores que determinan el camino que un hombre toma durante su
existencia. Estos últimos aseguran que en base a esos datos es probable que
pueda predecirse el futuro de un hombre cualquiera. ¡Vanas ilusiones!
La verdad es que el hombre tiene las limitaciones en las que el mismo cree. Solamente hay que probar cosas nuevas, desconocidas, para darse cuenta que, si a uno le gusta lo que ha probado, no había forma posible de que probar ese algo nuevo fuera algo que estuviera programado en nuestros genes. Por ejemplo: una persona a quien nunca le han gustado los deportes pero sí le agrada llevar una vida hogareña y tranquila. Si esa persona decide que en este día hará algo nuevo en su vida, practicar natación, aprender judo, montar bicicleta o correr, cualquier tipo de deporte… es probable que en muy poco tiempo esta persona note los beneficios que esta nueva actividad aporta a su existencia: se siente más fuerte, más ágil, piensa mejor y tiene la mente más clara y reposada. A partir de esos descubrimientos se ve obligado a admitir que le gusta el cambio que siente y decide que seguirá practicando ese deporte indefinidamente. ¿En qué parte de los genes podría estar encerrada la orden o programación que haría a un hombre tomar tal decisión? En ningún lado. Por el contrario, la ciencia ha demostrado que nuestros genes pueden ser cambiados dependiendo el estilo de vida que llevamos. Esto quiere decir que aún nuestra herencia genética está sometida a nuestras decisiones. Piénsalo bien. ¿Cuándo fue la última vez que te atreviste a hacer algo diferente?Atrévete hoy a retar los patrones mentales que has formado a lo largo de tu existencia y haz algo diferente, algo que aporte calidad a tu vida o al menos que aporte variedad, que te ayude a mantenerte más fuerte y sano sin causarte daño alguno. Prueba varias cosas diferentes en ese mismo tenor y descubrirás que aún tú mismo todavía no te has conocido al cien por ciento. ¿Sabes por qué? Porque eres un mundo infinito de posibilidades. No te compares con un caminito estrecho cuando puedes ser dueño de tu propio universo. Ejerce tu libre albedrío y atrévete a vivir.
La verdad es que el hombre tiene las limitaciones en las que el mismo cree. Solamente hay que probar cosas nuevas, desconocidas, para darse cuenta que, si a uno le gusta lo que ha probado, no había forma posible de que probar ese algo nuevo fuera algo que estuviera programado en nuestros genes. Por ejemplo: una persona a quien nunca le han gustado los deportes pero sí le agrada llevar una vida hogareña y tranquila. Si esa persona decide que en este día hará algo nuevo en su vida, practicar natación, aprender judo, montar bicicleta o correr, cualquier tipo de deporte… es probable que en muy poco tiempo esta persona note los beneficios que esta nueva actividad aporta a su existencia: se siente más fuerte, más ágil, piensa mejor y tiene la mente más clara y reposada. A partir de esos descubrimientos se ve obligado a admitir que le gusta el cambio que siente y decide que seguirá practicando ese deporte indefinidamente. ¿En qué parte de los genes podría estar encerrada la orden o programación que haría a un hombre tomar tal decisión? En ningún lado. Por el contrario, la ciencia ha demostrado que nuestros genes pueden ser cambiados dependiendo el estilo de vida que llevamos. Esto quiere decir que aún nuestra herencia genética está sometida a nuestras decisiones. Piénsalo bien. ¿Cuándo fue la última vez que te atreviste a hacer algo diferente?Atrévete hoy a retar los patrones mentales que has formado a lo largo de tu existencia y haz algo diferente, algo que aporte calidad a tu vida o al menos que aporte variedad, que te ayude a mantenerte más fuerte y sano sin causarte daño alguno. Prueba varias cosas diferentes en ese mismo tenor y descubrirás que aún tú mismo todavía no te has conocido al cien por ciento. ¿Sabes por qué? Porque eres un mundo infinito de posibilidades. No te compares con un caminito estrecho cuando puedes ser dueño de tu propio universo. Ejerce tu libre albedrío y atrévete a vivir.
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