19 de agosto de 2020

Temperamento: ¿Aprendido o Heredado?

La mayoría de los pensadores del ámbito psicológico coincide en señalar que el temperamento de una persona es genético, es decir, que lo hereda de sus ancestros, aunque eso no está del todo probado y más bien se basa en observaciones de conductas, regularmente realizadas en entornos controlados, y en las consecuentes interpretaciones que de las mismas realizan los estudiosos del tema. En las primeras semanas de vida el bebé tenderá a imitar todos los gestos que percibe su vista: abrir la boca, sacar la lengua, Etc., imitación refleja que luego desaparecerá para regresar en unos cuantos meses de una forma voluntaria. El llanto y la respuesta de los adultos al oírlo es la primera interacción social del bebé con los demás seres humanos que lo cuidan, dentro de seis semanas comenzará a sonreír y a conquistar el mundo con su sonrisa. De este tipo de observación se deduce que cada bebé tiene su propio temperamento, y aunque la ciencia todavía no asegura de cuánto de ese temperamento se debe al medio ambiente vivido en su etapa prenatal o cuánto obedece a rasgos genéticos heredados de sus ancestros, lo que sí está claro es que por lo regular tendrán el mismo temperamento durante los primeros ocho a diez años de vida, ya sean tímidos, sociables, inquietos o tranquilos, muchos estudios verifican que el temperamento exhibido por los bebés formará parte de los primeros signos de personalidad en su temperamento. Claro que dicha conducta puede ser modificada dependiendo el trato que reciban de sus cuidadores: la delicadeza, paciencia, dulzura y cariño pueden lograr que el bebé más incómodo se vuelva cariñoso y dulce pues posee la capacidad de aprender conductas que se le enseñan. Lo cierto es que la experiencia y el aprendizaje ocupan roles de importancia en lo referente a la personalidad del individuo, incluido su temperamento, y eso es algo que no puede negarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si posees inteligencia...¡dime lo que piensas!