11 de mayo de 2020

El castigo físico afecta al cerebro humano.

El tema del castigo, su utilidad, y la forma en que debería ser aplicado cuando sea necesario, ha generado grandes controversias en tiempos recientes. Según la catedrática Elizabeth Gershoff, el castigo debería ser aplicado con rapidez (que no pase mucho tiempo entre la mala conducta y la aplicación del castigo); que sea suficiente, pero no cruel (que no sea demasiado suave pero que tampoco sea exagerado, que el niño no salga lastimado); que sea seguro (que el castigo no sea aplicado a veces y otras veces sea obviado sino que el niño sepa que cada vez que su comportamiento sea inadecuado recibirá el castigo merecido); y que tenga consistencia (que se aplique siempre el castigo que entre usted y sus niños se ha convenido para tal o cual mala acción, que no se le aplique un castigo mayor porque hoy usted está de mal humor o porque considera que la acción del niño es peor que la anterior). La investigadora Elizabeth Gershoff es una profesora de la Universidad de Texas, en Austín, E.U.A. quien se ha pasado más de quince años realizando estudios sobre los castigos corporales propinados a los niños. Ella ha concluido que golpear a los niños interrumpe el desarrollo normal de sus cerebros y los prepara para tener una visión hostil del mundo y por consiguiente ellos mismos se vuelven hostiles hacia los demás. Existen otros estudios que respaldan la teoría de Gershoff, que además muestran que la materia gris se ve disminuida en las personas que fueron físicamente abusadas durante la infancia, señalando que dicha disminución se vincula a la depresión, la delincuencia, la adicción a drogas, y otras conductas consideradas antisociales. Ahora bien, ¿significa esto que no debemos castigar a nuestros niños? ¡Eso no es lo que se sugiere!, simplemente que tales castigos, cuando sean necesarios, no deben incluir agresiones o maltratos físicos. Para que tengan una idea más clara, Gershoff opina que darle nalgadas a un niño una vez al mes durante tres años es ya un maltrato físico que traerá consecuencias al desarrollo cerebral de ese niño. Hay muchas otras maneras de castigar los malos comportamientos de los niños: quitarles sus juguetes favoritos durante cierto tiempo, prohibirles ver sus programas de televisión predilectos por uno o varios días, no prepararle su postre preferido, Etc. Cualquier situación en la que el niño ve que su mal comportamiento ha provocado que sus privilegios sean retirados es un mensaje claro de parte de los padres de que no están de acuerdo con las malas conductas y que cuando sus hijos se portan mal también reciben un castigo como consecuencia de esa acción indebida. Un niño es un ser humano que crece y aprende al mismo tiempo, lo que se le enseña durante su crecimiento lo acompañará durante toda su vida. ¡Tenlo presente!

Fuentes: CNN en español, cnn.com; Introducción a la psicología, de C. Morris y A. Maito; opinión personal.

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