9 de junio de 2011

Dos veces dominicano.

El patronímico “dominico”, de donde proviene la palabra “dominicano”, se utiliza para denominar a los miembros de la Orden de los dominicos. Esa orden fue fundada dentro del marco de la iglesia católica por Santo Domingo de Guzmán (1170-1221) en Toulouse, Francia, en el año 1215. Al año siguiente  fue confirmada por el papa Honorio III, esto ocurrió el 22 de diciembre de 1216.
Su nombre fue tomado del nombre de su fundador (Domingo es igual a Dominicus en latín). El lema de la Orden de los dominicos es “Alabar, bendecir y predicar”. Desde su fundación ha trabajado en la propagación del evangelio en todo el globo terráqueo, destacándose su contribución evangelizadora en América, Asia y África, entre los siglos XV y XIX.
La formación católica de los trinitarios, fundadores de la República Dominicana, encabezados por Juan Pablo Duarte (1813-1876), los motivó a tomar el nombre de “República Dominicana” para nuestra nación, lo cual nos hace, a los nacidos en nuestra tierra, dominicanos y dominicanas. República Dominicana fue fundada el 27 de Febrero de 1844.
En nuestra tierra es común utilizar adjetivos gentilicios para nombrar con estos a los nativos de cada región: Puertoplateño, montecristeño, barahonero, etc. A menudo sustituyen a los nombres propios de personas nacidas en Puerto Plata, Montecristi y Barahona, por citar algunos ejemplos. En Dominicana nadie está exento de este tipo de tratamiento y la mayoría de los dominicanos ostenta orgullosamente el adjetivo gentilicio correspondiente a su ciudad, provincia, distrito o municipio natal.
Existen alcunas provincias cuyos naturales son denominados con más de un adjetivo gentilicio. Tales son los casos de los oriundos de San Cristóbal y Santiago, a los primeros se les llama sancristoberos y sancristobalenses indistintamente. A los segundos se les conoce como santiagueros o santiagueses (santiagués o santiaguesa).
En otros casos, se denomina a los nativos de una provincia con el adjetivo gentilicio  correspondiente a la capital de dicha provincia y muy difícilmente se escuche que se les denomina con el derivado del nombre de la provincia en sí. Por ej.Banilejo al natural de la provincia Peravia, cuya capital es Baní; Higüeyano al natural de La Altagracia, cuya capital es Higüey; Bonaeros o bonaenses a los naturales de Monseñor Nouel, cuya capital es Bonao (el término correcto es bonaense, pero bonaero es usado con mucha frecuencia); Mocano al natural de la provincia Espaillat, cuya capital es Moca.
Algunos pueblos dominicanos obvian la primera parte de los nombres de sus regiones a la hora de nombrar sus respectivos adjetivos gentilicios. Por ej. Los de San Francisco de Macorís son francomacorisanos, los de San Pedro de Macorís son petromacorisanos, los de Valverde Mao son maeños, los de La Vega son veganos y los de La Romana son romanenses. Otros obvian la última parte de los nombres de sus regiones, ej. Los de San Juan de la Maguana son sanjuaneros, mientras que los de la ciudad llamada Azua de Compostela son azuanos.

Quizás el caso más curioso sea el de los naturales de la capital dominicana, ciudad primada de América. Es muy probable que si se les pregunta a mis conciudadanos por el adjetivo gentilicio que nos corresponde, se limiten a decir que somos capitaleños. La verdad es que siendo el nombre de nuestra capital Santo Domingo o Santo Domingo de Guzmán, nos corresponde ser dominicanos. Esto quiere decir que los oriundos de Santo Domingo ya eran dominicanos antes de fundada nuestra nación (Santo Domingo fue fundada el 5 de agosto de 1496   ). Entonces, siendo dominicanos por ser originales de Santo Domingo y dominicanos por haber nacido en República Dominicana, los capitaleños somos dos veces dominicanos. Un privilegio que particularmente me llena de orgullo.

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