1 de diciembre de 2010

Marcos Díaz y la natación dominicana.

Marcos Díaz es un fenómeno… nadando. Después de: haber unido los cinco continentes a nado, dado dos vueltas nadando a la isla de Manhattan, obtenido múltiples conquistas en eventos de aguas abiertas: Canal de la Mancha, Estrecho de Gibraltar y todo lo demás, nadie se atrevería a negarlo. Pareciera lejano cuando en 1999 decidió tirarse en la piscina del Body Shop Athletic Club a romper el récord de los 50 mil metros ininterrumpidos que en 1981 había establecido el también nadador dominicano Víctor Masalles. Marcos nadó 52 mil metros esa ocasión en tiempo de 15 horas y  27 segundos.
Algunos creen que en cuanto a la natación dominicana se refiere Marcos Díaz es la excepción. Según mi opinión, él es parte de la regla. Desde los años 70 hasta nuestros días la natación quisqueyana ha tenido magníficos representantes. Atletas extraordinarios que han sabido llevar dignamente en sus hombros la bandera de nuestra nación.
Como hombre del agua que soy y habiendo dedicado la mayor parte de mi vida al deporte de la natación, muchas veces he escuchado la pregunta de si Marcos es el mejor nadador dominicano y debo responder lo mismo todo el tiempo, “en aguas abiertas sí, es el mejor y pionero en ultra distancia en nuestra isla”. Pero la natación está comprendida por otras cuatro disciplinas; clavado, nado sincronizado, polo acuático y natación lisa. La natación ha obtenido 7 medallas en Juegos Centroamericanos y del Caribe, todas de bronce.   1 en clavado, 2 en natación lisa y 4 en nado sincronizado. La primera de estas preseas fue ganada por el clavadista César Henderson en los XIV Juegos Centroamericanos de 1982 celebrados en La Habana, Cuba. En esos mismos juegos el dueto de nado sincronizado conformado por Ximena Carías y Lucía D’Andrade  conquistó otra medalla de bronce para nuestra tierra. Manolo Cabrera y Tomás Bisonó  repitieron la hazaña en México 1990, el primero en los cien metros mariposa y el segundo en los 200 mts. Dorso. Lucía D’Andrade de nuevo, esta vez como entrenadora, comandó el equipo nacional de nado sincronizado en los juegos de El Salvador 2002 donde Dominicana ocupó el tercer lugar por equipos (Maricarmen y Gina Saleta, Mariel Bross y  Claudia Cueli  integraron ese equipo).  Las más recientes medallas fueron obtenidas por las atletas de nado sincronizado Claudia Cueli y Katherine Martínez en dueto y luego Katherine también en solo en los juegos celebrados en Mayagüez 2010. Claudia se convierte así en la primera nadadora dominicana en ganar medallas en dos centroamericanos abiertos, y junto a Katherine, son las únicas nadadoras dominicanas en tener dos medallas en esos juegos.
Si Marcos Díaz hubiera seguido la tradición dominicana de retirarse del deporte acuático antes de los veinte años de edad es probable que su nombre hoy estuviera en el anonimato. La mayoría de los dominicanos ignora los nombres de cientos de nadadores que han dado el todo por el todo representando a nuestra patria en eventos internacionales. Más, Marcos hizo caso omiso a esas tradiciones y en vez de eso eligió la natación de aguas abiertas para seguir cultivando su amor por el deporte acuático.
En otros países se invierte en los atletas para que luego estos obtengan medallas pero en República Dominicana ocurre lo opuesto. Solamente se toma en cuenta a los atletas cuando adquieren su propio prestigio.
Existen nadadores dominicanos que aún habiendo clasificado para juegos panamericanos u olímpicos luego no son avalados por el COD para que puedan competir. Un caso famoso en el agua es el de Erick Despradel (miembro del Templo de la Fama del deportista vegano y electo atleta del siglo XX en su natal provincia de La Vega), cuya familia incluso llegó a ofrecer cubrir todos sus gastos para que pudiera asistir a los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Pero a pesar de estar clasificado para participar en ellos, el COD no lo permitió.
El propio Marcos Díaz no fue incluido en la lista de atletas protegidos por el PARNI hasta el año 2004, y si bien es cierto que el ministro de deportes Jay Payano le ha brindado su apoyo en los últimos años, fueron muchas las brazadas que tuvo que dar antes de ser reconocido por la propia federación dominicana de natación.
Llega a tal grado el desconocimiento de los méritos de nuestros nadadores que incluso cronistas y periodistas especializados en deporte informan a través de los medios que “sólo uno”, u otras veces que “tan sólo dos” nadadores dominicanos han participado en Juegos Olímpicos. Reitero, la natación la conforman cinco disciplinas y por lo menos 10 atletas de las mismas han representado nuestra bandera en 5 olimpiadas. 4 Clavadistas: Salvador Pérez en México 1968, Reynaldo Castro y César Henderson en Moscú 1980 y luego, César Henderson, Reynaldo Castro y Fernando Henderson en Los Ángeles  1984;  4 de nado sincronizado: Maribel Solís y Ximena Carías en Los Ángeles 84 y Katherine Martínez y Mariel Bross en Beijing 2008; Por Último dos en natación lisa; Guillermo Cabrera en Sydney 2000 y Jacinto Ayala en Beijing 2008.
Reynaldo Castro y César Henderson, únicos atletas de la natación dominicana que han participado en dos olimpiadas, son prácticamente  extraños en nuestra isla. César Henderson  ocupó el lugar 16 en Los Ángeles 84. Él y Fernando son bien conocidos en Canadá donde desde hace dos décadas son entrenadores de renombre en la disciplina de clavados. A César pude verlo como parte del cuerpo de entrenadores  de la delegación canadiense que compitió en los juegos panamericanos celebrados en Santo Domingo 2003. Reynaldo Castro es entrenador en la universidad de Nebraska, Estados Unidos.
Hoy Marcos es conocido mundialmente debido a su trayectoria acuática. Tiene una fundación que lleva su nombre y ha recibido toda clase de premios y homenajes. Cabe señalar que su éxito no es fortuito. Todos y cada uno de los integrantes de su equipo de trabajo, comenzando por su entrenador Augusto García, han sido atletas de alto rendimiento en las ramas acuáticas. Rafael Miranda, Benjamín Payano y los idos a destiempo; José Tavares y Julio García. Todos ellos supieron lo que implica ser nadador de alto calibre: entrenamiento en las madrugadas, pesas, correr, calistenia y una privación total de la vida social, son requisitos indispensables para el buen desempeño en el agua. Si sumamos a esto los aproximadamente 70 kilómetros semanales que exige la natación a sus atletas y encima no obtener beneficio diferente al de la satisfacción de cumplir su deber patriótico defendiendo el nombre y orgullo de nuestra nación, sería razonable que a la natación se le ponga más atención.

Los grandes nadadores del mundo se retiran después de los treinta y algunos llegan hasta los cuarenta buscando representar a sus tierras. Casos como: Dara Torres, Matt Biondi, Alexander Popov, y Manuel Estiarte, son sólo algunos ejemplos de lo que aquí señalo. En la otra cara de la moneda tenemos a nadadores dominicanos que luego de imponer marcas y ganar medallas de todos los colores en campeonatos centroamericanos juveniles y torneos interislas, Tienen que retirarse para poder cumplir con sus estudios o dedicarse a trabajar. Son cientos los nombres pero osaré mencionar algunos: Manolo Cabrera, Guillermo Henríquez, René y Tomás Bisonó, Luís Garrido, César Peguero, Héctor Orlando Pérez, Dimitri Fernández, Emilio Ovalles, Franklin Mieses, Carlos Saleta, Robert Brisman, Carlos De La Cruz, entre otros del género masculino, abandonaron la natación en las cúspides de sus respectivas carreras. Eliana Paulino, Anaísa Tejeda, Ameriquín Dalmasí, Beatriz Vilalta, Rossy García, Patricia Lara, Jeanette D’Antonio, Tania Salomón, Anny Saladín, Wanda González, Claudia Martínez, Priscila Zacarías  y la excepcional Mercedita Aybar, quien actualmente compite en la categoría masters, tienen en común haberse desligado de la natación siendo casi niñas pues este no es un deporte rentable, ni ofrece garantía alguna a sus atletas. Estoy seguro que todos ellos hubieran participado en olimpiadas de haber continuado sus entrenamientos y existe una enorme posibilidad de que alguno de ellos hubiera conquistado una medalla olímpica para nuestra isla pues les sobraba calidad para lograrlo. Lo peor de todo es que la falta de una política deportiva orientada a sacar el mayor provecho de sus talentos impide que hoy en día sean algunos de ellos los entrenadores de nuestros nuevos valores. Por el contrario, en los 80 eran miles los nadadores dominicanos y hoy no llegan al treinta por ciento de lo que fuimos. El gobierno, los empresarios, la sociedad en general deben apoyar deportes como la natación y crear iniciativas para aprovechar y no perder los dones de un atleta que después de nadar por más de una década se ve obligado a renunciar a su deporte por no encontrar en el mismo garantías de ninguna índole.

Entrenadores (activos y retirados) de la talla de: Doña Maritza Creus de Rodríguez, Lilibet Rosario, Carmen Flamberg, Jaime Sánchez,  Radhamés Plácido, Henry Reyes, y Alberto Henríquéz (polo acuático), han visto tirados por la borda los sueños de miles de sus pupilos que en las últimas tres décadas han pasado por la natación.
El polo acuático es aún más complejo. Este deporte exige que un equipo se mantenga entrenando unido por lo menos ocho años seguidos (dos ciclos olímpicos) antes de obtener resultados óptimos a nivel continental o mundial. En Dominicana nunca ha entrenado un equipo con los mismos integrantes ni siquiera cuatro años seguidos. Con todo y eso, jugadores como José aldebot, Pablito Cordero, Glauco Then, Samuel Maldonado, Michelle Brama, Alexander Brexnikar, Christian Cury, José Tavares, Irving y Hamlet Espaillat, Andrés Rodríguez, Francisco Ruiz, Amado Mejía, entre varios más, han estado a la altura de los grandes del continente en épocas diferentes de nuestro waterpolo. Reitero, se necesita un equipo compacto y que entrene unido por varios años para lograr el éxito. Está bien llamar dos o tres jugadores que entrenan en otros países para reforzar al equipo nacional, pero reunir un equipo completo de jugadores que entrenan en distintos lugares y asistir a un torneo a improvisar... eso nunca va a funcionar.
Debemos emular la labor de Marcos Díaz y su equipo de trabajo para que podamos conquistar medallas panamericanas y olímpicas en las ramas de la natación. Constancia, tenacidad, unión, y buscar la forma de que nuestro deporte sea rentable para nuestros atletas, son aguas por las que tenemos que nadar si en verdad deseamos triunfar.
Hoy y durante todo el mes de diciembre Marcos estará compitiendo con otros once atletas para ser coronado como “hombre del año 2010 en aguas abiertas”. Comencemos a mostrar nuestra unidad  en la natación y hagamos posible que Marcos obtenga más votos de los que atleta alguno haya obtenido en la historia de estos premios. Él se lo merece. Aprendamos de Marcos Díaz  y hagamos de la natación y de nuestra nación completa la campeona mundial de la organización social y deportiva. Aquí les dejo el enlace para que voten por Marcos Díaz: http://www.openwatersource.com/vote-for-the-world-open-water-swimming-man-of-the-year.html

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