14 de abril de 2011

Derecho de nacer.

Mucho se ha discutido acerca del comienzo de la vida. En el plano espiritual la vida es eterna; nuestro  espíritu  nació del creador, sólo él puede extinguirlo.

En el plano físico, la vida nace desde el momento de la concepción. Quizás cincuenta años atrás se hubiera entendido que existiera una profunda discusión filosófica sobre el particular. De hecho existen cientos de diferentes teorías sobre el tema. La tecnología computarizada ha echado por el suelo todas esas teorías. Desde que un embarazo alcanza cinco o seis semanas se pueden escuchar los latidos producidos por el nuevo ser que la nueva madre lleva en su interior.

En ese momento, con nuestra aún reducida capacidad científica, puede comprobarse, sentirse y hasta ver a través de la  pantalla de una computadora que una nueva vida está manifestando sus primeras señales. Le está mandando un mensaje al mundo: Estoy aquí y vine para quedarme. De ahí en adelante lo que corresponde es cuidar a ese ser. Mimarlo, consentirlo y contestarle que sí, que ya vimos su mensaje y que su vida era esperada y querida. Más nada.

Los casos en que la inteligencia médica tenga que determinar lo contrario, para eso son profesionales, las leyes no prohiben a médico alguno que sea éticamente profesional. Todo lo contrario. Los médicos son los principales aliados de los padres de una nueva vida. Hay que tomar en serio sus recomendaciones. Ellos son conscientes, más que cualquiera, de que una nueva vida ha llegado.

En este preciso momento, muchas vidas nuevas están llegando al planeta tierra. Sintamos amor por la humanidad.  Prediquemos el derecho a la vida. Toda criatura concebida está viva y tiene el derecho a nacer.

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